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Sant Joan de Déu València continúa acompañando y creando oportunidades para las personas sin hogar durante la crisis sanitaria

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La entidad garantiza los derechos de aquellas personas que hoy más que nunca necesitan un lugar para prevenir y combatir el virus. 

La crisis sanitaria que vivimos en la actualidad, ha puesto en relevancia las carencias y vulnerabilidad a la que se enfrentan muchas personas en la sociedad. Es la realidad de aquellas que se encuentra en situación de sin hogar y a quienes desde Sant Joan de Déu València atiende desde 1992. Trabaja en coordinación con la administración pública para dar respuesta a esta emergencia social que para la entidad abarca los 365 días del año.

La pandemia ha supuesto tanto una adaptación de la intervención y atención de las personas que se encuentran en los programas de acompañamiento de la entidad, como en el día a día de quienes viven en el albergue y la red de viviendas de inclusión. Las medidas de prevención han sido desde el principio rigurosas, siempre adaptadas a los criterios definidos por el gobierno de España y Ministerio de Sanidad desde que el estado de alarma fuera declarado el pasado 14 de marzo. 

Las personas en situación de sin hogar son uno de los colectivos de la población más vulnerable, y es por ello que su trabajo no ha cesado durante esta crisis. Las personas usuarias, de la misma forma, han decidido quedarse en el albergue y en las viviendas, dando muestra de solidaridad ciudadana y responsabilidad.

La convivencia en el albergue, con 50 plazas, era el desafío que se presentaba más complejo para garantizar la salud de las personas albergadas y seguir ofreciendo los servicios esenciales con la mayor calidad. Los espacios se han adaptado a las medidas preventivas: desde la adecuación de los espacios comunes a las distancias de seguridad, hasta una nueva distribución del comedor, donde se han establecido dos turnos de comidas para garantizar una distancia y aforo correcto. Se han adoptado todas las medidas de limpieza e higiénicas requeridas para el control epidemiológico, con un apoyo educativo a las personas usuarias con talleres dedicados a higiene, limpieza de manos y uso de mascarillas. Una medida de excepción adoptada ha sido la apertura de las habitaciones del albergue durante todo el día, para su libre uso y acceso.

La respuesta por parte de las personas atendidas ha sido excepcional fomentando un ambiente de unión y superación con un compromiso para lograr el bien común. El equipo de profesionales ha elaborado un cuidado programa de actividades para ofrecer alternativas de ocio y tiempo libre. De este modo el confinamiento se hace más llevadero y de forma transversal se trabaja el impacto emocional que la alarma social puede tener en estas personas que ya vienen con mucha carga en su historia de vida previa. Muchas de ellas con patologías asociadas a salud mental y/o adicciones, que puede hacer más compleja la gestión de la tensión que supone esta situación de excepción. Desde juegos de mesa, hasta pasatiempos, una buena lectura o el visionado de una película de interés son algunas de las actividades que hacen que el aislamiento sea más liviano.     

Gracias al acompañamiento y supervisión de las personas profesionales, que no han dejado de atender presencialmente y en algunos casos telemáticamente, ha hecho que el número de salidas de los recursos sean los mínimos. El apoyo de una enfermera, contratada para acompañar a todas las personas usuarias y personal de la entidad durante la crisis, ha aportado mucha tranquilidad con una supervisión especializada sobre todo de aquellas personas con mayores riesgos por sus patologías de salud previas.

Uno de los éxitos de la gestión de la emergencia ha sido el acompañamiento más personal, desde una perspectiva cercana a la Espiritualidad, uno de los valores motor de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. Encontrar espacios para la aceptación de la realidad e interiorización de todo lo que está aconteciendo, son clave para la gestión emocional y tránsito del shock ante una situación de emergencia. Se han adecuado lugares para la reflexión y para la práctica de culto, con especial atención a las fechas de Ramadán coincidentes con el confinamiento. Todo esto ha estrechado lazos de unión, desde el respeto y aportando una mirada de esperanza hacia el futuro.

Las historias de superación, resiliencia y adaptación a la nueva realidad han sido muchas a lo largo de los más de 65 días que dura esta situación. Se ha hecho frente al aburrimiento y apatía con la mejor de las actitudes, ya que la gran mayoría de las personas albergadas se consideran afortunadas por poder contar con un recurso que es su hogar, un lugar de protección y cuidado. El confinamiento, ha supuesto un parón en los planes de vida de muchas de las personas. Para un colectivo que siempre vive en la incertidumbre, no ha hecho más que incrementar su inseguridad. Sin embargo, historias de éxito ocurren, como la de un joven que está dentro de los programas de atención que se desarrollan, que encontró trabajo en medio de esta crisis sanitaria.

El trabajo realizado ha sido un éxito, ya que, a fecha de hoy no hay casos positivos por COVID 19 entre las personas que se encuentran en nuestros recursos residenciales. Es por ello que se sigue con todas las medidas de prevención y control de forma estricta para seguir garantizando la salud y bienestar de las personas atendidas, Hermanos, trabajadores y trabajadoras. La entrada en Fase 1 desde el lunes 18 de mayo, supone una mayor flexibilidad de movilidad. Sin embargo, desde Sant Joan de Déu se continuará con los registros de salidas para el control de los contactos minimizando el riesgo de contagio y garantizando todas las medidas preventivas.

Todos los esfuerzos suman, y gracias al apoyo de la Orden, empresas, entidades sociales, y todas aquellas colaboraciones personales que se han recibido durante estos días, se ha seguido cuidando a las personas más vulnerables. El trabajo no cesa y la entidad sigue ofreciendo una atención integral para acompañar a aquellas personas en su proceso de recuperación de autonomía. Esta mirada integral abarca la salud, la ocupación y empleo, favoreciendo el acceso a una vivienda digna. 

Esta crisis ha supuesto adaptar todo el funcionamiento de la entidad, que no ha dudado en dar respuesta a aquellas personas que se han encontrado en una situación de extrema vulnerabilidad. El llamamiento global a quedarse en casa, pone en evidencia que muchas personas no pueden cumplir con esta premisa tan básica porque simplemente no tienen un lugar donde permanecer. El compromiso de Sant Joan de Déu continuará para garantizar la salud y los derechos de todas aquellas personas que atiende. El compromiso, la solidaridad y cooperación de toda la ciudadanía, es clave para seguir trabajando por la justicia social y paliar la desigualdad que esta emergencia sanitaria no ha hecho más que acentuar para las personas en situación de sin hogar. Más información sobre Sant Joan de Déu València.

Sant Joan de Déu València pertenece a la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, una entidad religiosa sin ánimo de lucro, presente en más de 50 países con una extensa red de centros sanitarios y sociales, que desde sus orígenes acoge, acompaña y se compromete con las personas más desfavorecidas del mundo, en los ámbitos de la infancia, la enfermedad crónica, la tercera edad, la salud mental, la discapacidad intelectual, y las personas en situación de sin hogar.

En España cuenta con 264 Hermanos, más de 11.300 profesionales y más de 3.100 voluntarios, además de una amplia red de benefactores-donantes. Bajo el concepto deHospitalidad, se cuida la acogida, la promoción de la salud, el acompañamiento y el compromiso en las realidades más vulnerables de nuestra sociedad desde un concepto amplio de universalidad y favoreciendo la profesionalidad. Los valores asumidos por todos los centros de la Orden Hospitalaria en el mundo son, además de Hospitalidad, Calidad, Respeto, Responsabilidad y Espiritualidad.

El trabajo que la Orden realiza en España es visible a través de sus 75 centros asistenciales, sociales, fundaciones y comunidades de religiosos en todo el territorio. Se trata de centros plurales con un compromiso social compartido en

muchos casos con otras instituciones de carácter público, eclesial o privadas con las que existe una afinidad en la motivación y una visión compartida.

La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios cuenta una trayectoria de más de 125 años en la ciudad de Valencia. En su primera etapa se centró en la atención sanitaria de niños enfermos en el Hospital de la Malvarrosa. Desde 1992, se dedica a la atención de personas sin hogar a través de Programas de Atención Social que se han ido ampliando en función del análisis de las necesidades del colectivo, con el deseo de crear un modelo de atención integral, que favorezca un proceso de inserción social para las personas que atendemos.

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