La anomalía climática y el Covid-19 suman nuevas dificultades a un sector que ha abandonado 2.000 hectáreas en la última década y este año prevé perder 4.000 más
Los productores valencianos de frutales de hueso están sufriendo una nueva campaña con resultados desastrosos que recrudece a niveles insostenibles la situación del sector. Tanto es así que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta de que el 40% de los agricultores de albaricoque, melocotón, nectarina, paraguayo y ciruelo han decidido arrancar sus árboles cuando concluya la recolección de la fruta, sobre todo en los meses de julio y agosto, debido a la crisis continuada de rentabilidad.
La superficie cultivada de estos frutales asciende a 10.272 hectáreas (Ha) en la Comunitat Valenciana, de acuerdo a las estadísticas del Ministerio de Agricultura incluidas en su informe ESYRCE correspondiente al ejercicio 2019. Por tanto, AVA-ASAJA estima que los productores arrancarán este año un total de 4.000 Ha en las comarcas valencianas. Esta drástica reducción de terreno se suma a las 2.000 Ha que ha ido perdiendo la fruta de hueso en la Comunitat durante la última década (12.020 Ha en 2010) y las 8.000 Ha desde 2002 (18.202 Ha), último año con estadísticas publicadas en la página web del departamento gubernamental.
La organización agraria denuncia graves problemas de comercialización debido a la falta de demanda de calibres pequeños de fruta que han agravado el cierre del canal HORECA (restauración, turismo, etc.) por el estado de alarma del Covid-19 y las elevadas exigencias comerciales impuestas por la gran distribución europea.
Otro factor determinante que lastra la temporada de la fruta de hueso es, a juicio de AVA-ASAJA, la anomalía climática de los últimos meses que ha ocasionado una disminución de la cosecha superior al 20% en la Comunitat Valenciana. Los efectos de la borrasca Gloria en enero y el récord de jornadas lluviosas en abril, combinadas con las altas temperaturas, se han cebado especialmente con las variedades tempranas, las cuales han tenido más dificultades, a pesar de un riguroso aclareo, para engordar su tamaño y satisfacer la demanda de categoría A (con un diámetro mayor de la fruta).
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, asegura que “los frutales de hueso atraviesan una situación límite en el campo valenciano. El año pasado fue, en términos de rentabilidad, el peor de las últimas tres décadas. Y si esta temporada acaba tan mal como ha empezado, un número muy importante de productores dirán basta y se sumarán a los que anteriormente han tirado la toalla. O se paga un precio digno o no se produce, así de claro. Es lamentable perder un patrimonio tan tradicional de nuestra agricultura porque, hartos de números rojos, los fruticultores se ven obligados a sacrificar sus árboles. Aunque la mayoría simplemente abandonarán la explotación, muchos de ellos reconvertirán los huertos hacia otros cultivos como los cítricos o los almendros, lo que podría generar excesos de producción en el futuro”.