El torrentino José Vicente Mora Anchel, de 37 años, ha sido ordenado sacerdote esta sábado, por el cardenal Leopoldo José Brenes, Arzobispo Metropolitano de Managua, en una celebración que tuvo lugar en la Catedral de Managua (Nicaragua).
José Vicente Mora, que fue ordenado diácono en septiembre del pasado año en la Arquidiócesis de Managua, ha asegurado que en Nicaragua está “contento porque mi experiencia es que no importa donde te envíen, ya que el Espíritu Santo te está esperando y te da las gracias necesarias para cumplir tu misión”.
Miembro de una comunidad neocatecumenal de la parroquia Sagrada Familia de Torrent, partió hace unos años a Nicaragua para formarse como sacerdote en el Seminario Misionero Arquidiocesano “Redemptoris Mater Nuestra Señora de Guadalupe”, en Managua.
Formado en los colegios María Auxiliadora de Torrent y Monte-Sión, estudió una ingeniería en la Universidad Politéctnica, además este joven ya sacerdote, ha estado muy vinculado al basquet de Torrent, a la hermandad del Santo Sepulcro y a las parroquias de Monte-Sión y la Sagrada Familia.
En su ordenación en Nicaragua, estuvo acompañado de sus padres, familiares y amigos. Fueron los jóvenes Carlos Redondo y Pablo Rubio, ambos sacerdotes torrentinos vinculados a la Sagrada Familia, quienes le impusieron la estola y la casulla de sacerdote en la catedral de Managua.
Desde hace un año presta sus servicios en la diócesis de Siuna, donde continuará tras su ordenación sacerdotal, y donde ayuda en la oficina de la curia y en la parroquia Nuestro Señor de Esquipulas, actual Catedral “pro tempore”. Se trata de la diócesis más pobre del país, cuenta con 13 parroquias y 20 sacerdotes y es una región multiétnica en la que se habla el español, el miskito, el inglés y el mayangna.
Además, al ser una zona selvática “las parroquias tienen grandes extensiones con algún núcleo poblacional y con alrededor de 50 capillas esparcidas por la montaña o a lo largo de algún río, con muy difícil acceso, algunas sólo a caballo o en bote, de forma que sólo se visitan dos veces al año las más lejanas y una vez al mes las más cercanas”.
La misión de la nueva evangelización en este lugar “es poder dar una respuesta a los problemas actuales desde la fe”, según Mora, que ha añadido que “el país necesita a Dios, con todo lo que ha pasado y está pasando, con la pobreza, o la desestructuración familiar, división en la sociedad. La gente sufre, tienen una carencia afectiva descomunal. Por eso es tan importante llevarles a Dios”.