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El Juzgado nº 2 de Torrent convirtió una estación de servicio de Paiporta en sede judicial tras la dana

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Durante días, la magistrada Lucía Mayordomo y su equipo del Juzgado de Instrucción nº 2 de Torrent trabajaron sin descanso en una estación de servicio, convertida en sede judicial de emergencia, para afrontar el caos y la tragedia tras la devastadora dana.

Han pasado seis meses desde la noche del 29 de octubre de 2024, cuando el barranco descargó con violencia sobre la comarca de l’Horta Sud. A las dos de la madrugada, el Juzgado de Instrucción número 2 de Torrent, que estaba de guardia, recibió una llamada que cambiaría el rumbo de las siguientes semanas. La magistrada titular, Lucía Mayordomo, fue avisada por un agente de la Guardia Civil de Paiporta: había fallecidos en garajes, en la vía pública. Tenía que acudir de inmediato.

En estos casos, cuando se desconocen las causas de la muerte o se sospecha que puede haber sido violenta o no natural, la ley exige la presencia del juez para proceder al levantamiento del cadáver, junto al médico forense, la Guardia Civil o Policía, y el Letrado o Letrada de la Administración de Justicia.

Con la barrancada aún en plena actividad, y con buena parte del entorno anegado o sin suministro eléctrico, el equipo judicial logró llegar hasta el único punto iluminado de la zona: una gasolinera. Allí improvisaron lo imposible: una extensión del juzgado. Y allí se quedaron durante los primeros días de emergencia, trabajando sin descanso.

¿Cómo se montó una sede judicial de urgencia en una estación de servicio? ¿Cómo se mantenía la comunicación con el resto del equipo, que seguía en el Juzgado de Instrucción nº 2 de Torrent, también afectado por las consecuencias del temporal? La respuesta la dan sus protagonistas: un grupo humano y profesional de diez mujeres que sostuvieron el sistema judicial en plena catástrofe.

Lucía, María, Mari Cruz, Raquel, Mar, otra Lucía, Helena, María José y Joaquina recuerdan aquellas jornadas como un torbellino de tensión, incertidumbre y decisiones rápidas. “Creamos una base de datos desde cero para poder llevar un control de todo”, explican. Lo hicieron con los medios disponibles, muchas veces escasos, pero con una organización impecable basada en el compromiso y el trabajo en equipo.

“Si salió bien es porque todos, desde la juez, el auxilio, el tramitador, el fiscal… hasta el bedel que abre la puerta y la señora de la limpieza funcionamos”, cuenta la magistrada Mayordomo. Y añade: “Nadie miró el reloj, ni los horarios, ni los medios con los que contábamos. Solo pensábamos en sacar la situación adelante”.

La historia del juzgado de guardia en Torrent durante la dana es también la historia de un grupo de personas que hicieron posible lo que parecía inabordable. Y lo hicieron con eficacia, humanidad y una profunda vocación de servicio público.

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