El Ayuntamiento de Torrent, a través del área de Movilidad, continúa desarrollando su programa de actividades y acciones destinadas a promover entre la ciudadanía prácticas de movilidad sostenible, además de implementar novedades en los servicios e infraestructuras de la red viaria urbana, ajustándose a los criterios y objetivos que marca la declaración de Ciudad 30.
En este sentido, el ayuntamiento ha iniciado la instalación de cuatro nuevos radares ubicados en la calle Albaida, en el Vedat, en el polígono industrial del Mas del Jutge y en la entrada norte de Torrent desde la carretera de Picanya, que vigilaran el cumplimiento de los límites de velocidad en zonas urbanas. Estos cuatro nuevos radares se suman a los tres ya existentes en Torrent para que los propios vecinos se autorregulen en la velocidad de sus desplazamientos diarios por la localidad.
Estas iniciativas se suman a otras que recientemente se abordaron con la finalidad de hacer de Torrent una ciudad más accesible y respetuosa con medidas que fomentan el transporte alternativo, como la ampliación del carril bici, el uso de bicicletas y patinetes o el apoyo al transporte público. En esta ocasión está previsto instalar ocho nuevos aparcamientos para patinetes –cuatro de ellos ya están instalados– repartidos por diferentes puntos de la ciudad. Las ubicaciones de estos aparcamientos son: entrada a la biblioteca metro-avenida; junto a las puertas de la Ciudad del Deporte; en las inmediaciones de los campos de fútbol, San Gregorio A y B; a la entrada del polideportivo la Cotxera; junto a la Casa de la Cultura; en el Pabellón El Vedat; y en el polideportivo Anabel Medina.
Se trata por tanto de hacer pedagogía entre los ciudadanos y particularmente entre los conductores para que sean conscientes de que reducir la velocidad en las vías urbanas no debería ser solamente una medida de seguridad, en cuanto que se podría reducir la siniestralidad en las calles de la ciudad, sino que estas medidas de limitación de la velocidad se suman a las acciones orientadas a la conservación medioambiental, de modo que las emisiones contaminantes se vean reducidas. Menos contaminación acústica y mejora de la calidad del aire serán por tanto los beneficios directos derivados de esta reducción de la velocidad en las vías urbanas.