El arquitecto, hijo del creador del Plan Sur, afirma que con las obras finalizadas en El Poyo solo ‘nos habríamos mojado los pies’
En la comisión de investigación de la DANA en el Senado ha afirmado que «Si se hacen los pantanos de Cheste, Villamarxant, los azudes y el desvío final del barranco al Turia, creo que la zona está salvada» obras que estaban previstas y se paralizaron tras la suspensión del Plan Hidrológico Nacional con Zapatero y la «Ley de la Huerta» de Ximo Puig
Durante la comisión de investigación sobre la DANA en el Senado, el arquitecto director del estudio Perretta, Julio Gómez-Perretta de Mateo, afirmó que la catástrofe del pasado 29 de octubre podría haberse evitado si se hubieran acometido las obras proyectadas para conectar los barrancos de la Saleta y el Poyo con el nuevo cauce del río Turia. Obras que no fueron realizadas por la «Ley de la Huerta de Ximo Puig», algo que ha reconocido hasta la CHJ (en el informe de seguimiento del Plan de gestión del riesgo de inundación de la demarcación Hidrográfica del Júcar años 2022 y 2023 en su página 27).
«Si se hubieran acometido algunas obras, nos hubiéramos mojado los pies, pero no hubiera habido una catástrofe así», sostuvo el arquitecto en su comparecencia en la segunda jornada de intervenciones. Según su análisis, de haberse ejecutado los proyectos en su totalidad, el volumen de agua que habría alcanzado el barranco del Poyo habría sido significativamente menor, pasando de 3.000 a entre 2.000 y 2.300 metros cúbicos. «Si hacemos los pantanos de Cheste, Villamarxant, los azudes y el desvío final del barranco al Túria, creo que la zona está salvada», afirmó. Además señaló que «si no hacemos las obras, estamos abocados a que la catástrofe se pueda repetir».
Necesidad de obras estructurales
Gómez-Perretta destacó que la costa, desde Sagunto hasta Gandía y más allá, es una zona de marjal, es decir, un terreno ganado al mar con sedimentos. En este sentido, aseguró que si se quiere seguir habitando en estas áreas, «las actuaciones blandas no bastan» y que «es necesario hacer obras estructurales importantes».
Preguntado por la senadora del PP María Jesús Bonilla Domínguez, el arquitecto subrayó que el Plan Sur, diseñado por su propio padre tras la riada de 1957, salvó muchas vidas en la DANA. «Las obras hidráulicas son esenciales para garantizar la seguridad y la vida, sobre todo en zonas de riesgo máximo», afirmó.
Fallos en los avisos y gestión de la emergencia
El arquitecto también criticó la gestión de la emergencia, asegurando que «falló todo» y que se generó «una gran confusión y caos». En su opinión, el Gobierno debería haber tomado las riendas de la situación y propuso la creación de un Centro Nacional de Emergencias para gestionar mejor futuras catástrofes.
Asimismo, defendió la inversión en los Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIH) y la instalación de más puntos de medición en barrancos. También lamentó que en la etapa del expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero se paralizara el Plan Hidrológico Nacional, ya que, según él, habría reducido los efectos de la DANA.
Reflexión sobre el urbanismo y la prevención de inundaciones
A preguntas del senador de ERC Jordi Gaseni Blanch, el arquitecto indicó que los Ayuntamientos deben replantearse ciertos desarrollos urbanísticos en zonas inundables, ya que algunos «son inviables» y están en contradicción con el Plan de Acción Territorial sobre Prevención del Riesgo de Inundación de la Comunidad Valenciana (PATRICOVA). En este sentido, propuso drenar el agua de estas zonas y prohibir el aparcamiento de vehículos en lugares donde pueda correr el agua.
También cuestionó el decreto del Consell que permite construir a tan solo 200 metros de la línea de costa, incluso en áreas ambientalmente sensibles, así como la nueva Ley de l’Horta, que habilita usos urbanísticos en suelo inundable. «No se puede seguir construyendo en zonas de riesgo», advirtió.
Ingenieros respaldan la necesidad de obras
En la misma sesión, el decano del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Comunidad Valenciana, Javier Machí, también subrayó la importancia de ejecutar obras para evitar futuras catástrofes.
Según Machí, si se hubieran realizado las obras proyectadas, «se habría desbordado la confluencia del Poyo y el Gallego, pero el agua habría tardado más en llegar y se habría laminado, dando más tiempo para reaccionar».
El ingeniero detalló tres posibles intervenciones para prevenir inundaciones: derivar el agua, detenerla o ampliar el cauce de los ríos. No obstante, descartó soluciones como profundizar el suelo o levantar muros, ya que «no funcionan y pueden causar más daños». En su lugar, abogó por «ensanchar el cauce».
Finalmente, hizo hincapié en la necesidad de mejorar los sistemas de alerta y educar a la población en planes de emergencia. «Hay mucho que hacer», concluyó.