Hoy os propongo una receta de cocina especial para la Cuaresma.
1/2 Kilo de bacalao
1/2 kilo de garbanzos
1 manojo de espinacas, 1 cebolla, ajos, aceite, pimentón
1. Limpieza: Para este plato utilizaremos las partes menos nobles del bacalao, la zona de las agallas y de la cola, tienen espinas y resulta menos vistoso pero gana en sabor, luego, al final del guiso, se pueden sacar las partes no comestibles y desmenuzar la carne que llevan pegadas; el bacalao debe estar a remojo un día entero. En cuanto a los garbanzos deben ser de la mejor calidad y ponerse a remojo toda la noche y las espinacas simplemente se lavan bien, se les corta el tallo y las hojas se cortan en tiras de dos dedos de ancho.
2. En una olla con agua fria se ponen los garbanzos ya remojados y se lleva al fuego, cuando rompe el agua a hervir se baja el fuego y se deja cocer lentamente.
3. Mientras esto ocurre, en una sartén se ponen a dorar unos ajos y cuando empiezan a tomar color se agrega la cebolla picada muy fina, se rehoga y cuando empieza a coger color, se le agrega una cucharadita de pimentón dulce, se rehoga otro poco y se vierte el contenido sobre los garbanzos.
4. A media cocción se agrega el bacalao ya desalado y las espinacas lavadas y cortadas, se deja seguir cociendo a fuego suave y para remover el guiso y compenetrar los sabores se puede remover el guiso cogiendo la olla por las asas y haciendo un vaivén, no se debe hacer metiendo ninguna cuchara ya que rompería los garbanzos.
Terminación del plato:
Este, como todos los guisos, debe reposar al menos tres o cuatro horas antes de ser consumido, en este momento se rectifica de sal ya que es peligroso hacerlo antes debido al incontrolable grado de salmuera del bacalao.
Una vez reposado se recalienta muy lentamente para no romper los garbanzos y se sirve en una sopera, a la antigua usanza y para poder repetir varias veces sin que se enfríe.
Guarnición:
Se puede adornar con huevos duros cortados a cuartos.