Las últimas tormentas de granizo causan nuevos daños en unas 2.000 hectáreas de cultivo

La inestabilidad atmosférica que se ha instalado en la Comunitat Valenciana desde hace casi una semana volvió a traducirse durante los últimos días en nuevos episodios de granizo que han provocado más daños en la agricultura. Concretamente, durante la tarde de ayer el pedrisco descargó con intensidad variable en una amplia franja de terreno de la comarca de la Ribera que incluyó a las localidades de Cárcer -donde se situó el epicentro de la tormenta-, Beneixida, Énova, Manuel, Alcántara del Xúquer y Rafelguaraf.

Los daños causados por la piedra en esa zona, y de acuerdo con una primera estimación de urgencia efectuada sobre el terreno por los técnicos de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), son de magnitud desigual, de tal manera que se detectan explotaciones donde la granizada ha arrasado prácticamente la totalidad de la cosecha, mientras que en otras el nivel de afección es mínimo. Caquis y cítricos son los cultivos que han sufrido las consecuencias. En el caso del caqui el impacto de la piedra tiene efectos más dañinos y visibles puesto que su piel es más sensible que la de los cítricos, máxime en este momento del año. La superficie afectada, en mayor o menor medida, en el referido territorio podría situarse en torno a las 1.800 hectáreas.

Pero la Ribera no ha sido la única comarca que se ha visto sacudida por el clima. También durante la mañana de ayer otra tormenta de granizo cayó con fuerza sobre algo más de 100 hectáreas de cultivo, ubicadas en el triángulo que forman las poblaciones de Chiva, Cheste y Godelleta, en pleno corazón de la comarca de la Hoya de Buñol. En esta oportunidad fue el viñedo el que se llevó la peor parte, ya que del total de esa superficie superior a las 100 hectáreas el 70% corresponde al citado cultivo, mientras que el 25% de los daños restantes se concentran en los cítricos y el resto en caquis.

Asimismo, también se registraron episodios de pedrisco de diversa consideración en Llíria (Camp de Turia) y de fortísimos vientos en Xàtiva (la Costera), donde arrancó de los árboles cítricos y caquis y causó heridas en la piel de estos mismos frutos como consecuencia del «rameado», es decir, de los golpes de las ramas agitadas por el aire.

No obstante, y a pesar de estas incidencias de carácter negativo que se están registrando, AVA-ASAJA subraya que las lluvias que se vienen sucediendo desde el pasado sábado en la gran mayoría de comarcas suponen un alivio para los frutales, especialmente los cítricos y el caqui, porque contribuyen a mejorar los calibres, limpiar el arbolado y reducir la presencia de plagas y enfermedades.

Asimismo, la persistencia de las precipitaciones permite a los propietarios de explotaciones de regadío lograr ahorros en costes energéticos al dejar de efectuar riegos en un momento de la temporada donde los árboles demandan mucha agua para desarrollar los frutos. Igualmente, otros cultivos como las almendras, que afrontan en las próximas semanas la práctica totalidad de la recolección, o el olivar, cuya recogida será posterior y donde las lluvias aportarán más tamaño a las aceitunas.

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