La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta de que la grave crisis que están atravesando los productores de hortalizas es de tal magnitud que incluso se ha llevado por delante al tomate valenciano, un cultivo autóctono que venía disfrutando de una excelente y sólida rentabilidad durante las últimas campañas debido a su apreciada calidad. Tanto es así que los precios a pie de campo se han hundido a la mitad respecto a años anteriores, situándose en términos generales entre los 0,50-0,60 euros por kilo (€/kg) frente a las cotizaciones por encima del euro por kilo que eran habituales años atrás.
Detrás de las causas que explican este desplome de los precios en origen cabe destacar el incremento de las importaciones de tomates procedentes de países terceros como Marruecos –el reino alauí ha exportado 518.189 toneladas, un 12% más que la campaña pasada– en un contexto caracterizado por una menor demanda a causa del Covid-19, que disminuye la llegada de turistas y por tanto el consumo en la restauración nacional, principal destino del tomate valenciano. Con todo, AVA-ASAJA denuncia que mientras los agricultores han sufrido una brutal bajada de sus ingresos, los precios del tomate valenciano se multiplican por cinco en los supermercados, pasando de 0,50-0,60 €/kg en origen a más de 2,5 €/kg en destino, lo que recuerda la necesidad de legislar sobre la cadena alimentaria.
La zona productora de El Perelló y otros términos de La Ribera ya está finalizando la recolección de sus últimas parcelas, mientras que restan por recolectar partidas más tardías en otras comarcas que han apostado por mantener esta hortaliza emblemática e icónica de la ensalada valenciana. Los productores lamentan la incidencia de la Tuta absoluta, una plaga de origen foráneo que ha causado importantes mermas de cosecha y, en este sentido, AVA-ASAJA solicita a la conselleria de Agricultura que subvencione la lucha biológica a través de la suelta de depredadores naturales eficaces.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, denuncia “la desastrosa marcha de la temporada en la huerta valenciana. Cuando aún resuenan los tractores destrozando las cosechas de cebollas y patatas, porque los precios que se ofrecían a los agricultores ni siquiera permitían cubrir los costes de recolección, ahora nos encontramos con otra mala noticia. El tomate valenciano, una de nuestras señas de identidad que se había convertido en una alternativa de cultivo con una rentabilidad estable, también se ve arrastrado por el mal comportamiento de los mercados. Esta situación debería ser algo puntual y no repetirse cuando la pandemia remita, porque es evidente que el tomate valenciano presenta una clara diferenciación respecto a otras variedades de tomates tanto en calidad como en textura y sabor, unas particularidades que deben tener su justa compensación en el mercado.”
La sandía, un cultivo residual
AVA-ASAJA denuncia asimismo que los precios de la sandía se han situado por debajo de los costes de producción, bajando en líneas generales hasta los 0,10-0,15 €/kg, En palabras de Aguado, “la sandía era un cultivo característico de la agricultura valenciana pero su ruinosa rentabilidad a lo largo de los últimos años lo ha ido relegando a un papel prácticamente residual. Es lo que sucede cuando los agricultores se hartan de perder dinero campaña tras campaña. Si los políticos siguen haciendo oídos sordos y no actúan en defensa del sector agrario, cada vez habrán más campos baldíos en la huerta valenciana y donde antes había sandías, melones o pimientos, no habrá nada ni nadie que lo cultive”.