El rey Felipe VI dirigió anoche su tradicional mensaje de Nochebuena a los españoles, emitido el 24 de diciembre desde el Salón de Columnas del Palacio Real de Madrid, en un discurso marcado por la apelación a la convivencia democrática, la ejemplaridad de las instituciones y la preocupación por el desencanto de una parte de la ciudadanía ante el clima político y social.
En un formato renovado, el monarca pronunció el mensaje de pie, una novedad en la puesta en escena del discurso navideño, con la que quiso subrayar el carácter institucional y el contenido reflexivo de su intervención.
Durante su alocución, Felipe VI advirtió de que la convivencia democrática “no es un legado imperecedero”, sino una construcción frágil que exige cuidado, compromiso y responsabilidad diaria, tanto por parte de los poderes públicos como de los ciudadanos. En este sentido, alertó del hastío, el desencanto y la desafección que provoca la tensión permanente en el debate público y la pérdida de confianza en las instituciones.
El Rey reclamó diálogo, respeto y ejemplaridad, poniendo el acento en la conducta de quienes ejercen responsabilidades públicas, y subrayó la necesidad de situar la dignidad de las personas, especialmente de las más vulnerables, en el centro de la acción política.
Felipe VI también se refirió a algunas de las principales preocupaciones sociales, como el aumento del coste de la vida, las dificultades de acceso a la vivienda, especialmente entre los jóvenes, y la incertidumbre económica y laboral, en un contexto de profundos cambios tecnológicos y sociales.
Asimismo, evocó el valor de los grandes consensos alcanzados en la historia reciente de España, como la Transición democrática y la integración europea, como ejemplo de que el acuerdo y la responsabilidad compartida permiten superar los momentos más complejos.
El mensaje concluyó con la tradicional felicitación navideña, en la que el Rey deseó paz, esperanza y prosperidad a todos los españoles, animando a afrontar el futuro con confianza y sentido de comunidad.